He creado recientemente un grupo privado en Facebook con este título: 'Amantes de Avilés y la literatura'.
Mi propósito es sacar a la palestra el Avilés antiguo o moderno, siempre de manera favorable. En lo que concierne la literatura, recordar a poetas, escritores del siglo pasado, muchas veces olvidados, pero también mostrar la literatura actual, poetas confirmados o en ciernes.
Hacer que este grupo no se quede en un blog más, gracias a la interacción de sus miembros, que espero sean numerosos, que el contenido sea la mejor vitrina para que se interesen y paticipen en el grupo.
¿Quién se anima?
Dejo aquí algunas prestaciones oublicadas en 'Amantes de Avilés y la literatura'
Españolito.
Fue el seudónimo utilizado por Constantino Suárez Fernández. Nació en Avilés el 10 de septiembre de 1890. Vivió en la calle de La Fruta, en lo que es el Centro Asturiano. Desgraciadamente, con la reforma del edificio se suprimió la placa con su nombre.
Cursó bachillerato en el instituto de Oviedo y en Gijón los estudios de profesor mercantil. A los catorce años emigró a Cuba, donde residió hasta 1921, trabajando como pinche, dependiente y viajante-comisionista de un almacén de tejidos de La Habana. Tales trabajos le dejaron tiempo para menesteres de otro tipo: leer y escribir, sus dos pasiones. En 1908 el Diario de Avilés comenzó a publicar crónicas y cuentos suyos siendo estos sus primeros pasos literarios y periodísticos. Cabe citar sus dos novelas más importantes: 'Sin testigo a oscuras' e 'Isabelina', en un ambiente asturiano de mediados del siglo XIX, con supersticiones, trasgos, la danza prima, etc.
Empleó por primera vez el seudónimo de "Españolito" en el Diario Español de La Habana a causa de una controversia con un periodista cubano apodado"El Cubanito"
Andrés Eloy Blanco
Nació en Venezuela en 1896. Se le conoce como diplomático, poeta y político.
En 1918, siendo estudiante de Derecho fue encarcelado por manifestar contra el régimen, diez años más tarde tras la Insurrección del 7 de abril de 1928, fue encarcelado en Puerto Cabello hasta 1932, cuando fue liberado por motivos de salud. Allí fue donde escribió Barco de piedra”.
En 1918 recibió su primer galardón por el poema pastoral "Canto a la Espiga y al Arado", y publicó su primera obra dramática, El huerto de la epopeya”. En 1923 obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de Santander (Cantabria), con su poema "Canto a España". Viajó a España para recibir el premio, y permaneció allí más de un año. En su obra poética, de estilo social, cabe destacar: el “Coloquio bajo la palma”. Obtuvo fama publicando “Poda” en 1934; además de: “Coplas del amor viajero”, “La Hilandera” y ”Silencio”. A pesar de su fama, ahora casi nadie recuerda la importancia de Andrés Eloy Blanco como poeta y político; sin embargo, millones de personas conocen el poema “Angelitos Negros”, interpretado por Antonio Machín.
A partir de 1948, vivió en exilio en Méjico, donde se dedicó a la poesía hasta 1955, año en que perdió la vida en un accidente.
Su busto se encuentra en el Parque del Retiro de Madrid.
Poema
COMPLEMENTO
En mil palabras esta mañana
te dije apenas
una cuarta parte
de mis penas.
Y ahora, en cuatro palabras
sin dolor,
me cabe holgado todo
el Amor.
El dolor de la mañana
no alcanzará a ver la luna,
porque para sus mil palabras
el Amor tiene una...
No es que la pena sea más grande,
es cosa de Dios,
que hace una pequeña y otra grande
y grandes las dos.
.
:Soy como una pepita, escondida dentro de una calabaza, formando un piño con tantas otras, como en un estuche cálido y dorado, arropada por la pulpa que crece, madura y se vuelve jugosa hasta estar lista para ser degustada llegado su momento.
Ella puede ser la pulpa de escritores célebres, la ambrosía del descubrimiento único que crece como la espuma, la obra por la que se pelean los lectores ávidos de degustar el nuevo manjar.
Mientras que la pepita anónima se ignora, se desecha estimando que es insipida y, si por casualidad, esa pepita se cuela entre la pulpa tan deseada, la sensación de sorpresa no dura más que unos segundos, el tiempo que resbala sin tropiezo… nada de gran importancia. Esa pepita es rápidamente olvidada. No se comparte su valor.
Pero si alguien conserva esas pepitas, sin distinción alguna, y las prepara para conservarlas, para mimarlas, hará que la semilla anónima fructifique como las demás para proliferar en una obra milagrosa que también será la ambrosía del lectorado
Todo escritor, por muy anónimo que sea, escribe con la esperanza del milagro de encontrar a una persona curiosa y generosa que, como un demiurgo, haga resucitar la obra literaria, le dé vida y que, lo que no era más que una insignificante pepita, perdure y se vuelva una nueva promesa.
El amor por la escritura se cultiva como un tesoro que no tiene precio y da vida.
María Angeles
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